LA LEYENDA DEL
AYAYMAMAN
Nos cuenta la leyenda que son dos pajarillos que así cantan: "Ayaymaman Huishchuhuarca", que quiere decir: nuestra madre ha muerto y nos abandonaron.
Fueron dos niños: una niña y un niño que se quedaron huérfanos de madre, entonces el padre se unió a otra mujer, es decir que les puso una madrastra a estos pobres niños. Transcurría el tiempo y la mala mujer empezó a aborrecerlos despiadadamente y para deshacerse de estas criaturas, propone a su marido llevarlos a la espesura de la selva y abandonarlos, simulando un paseo campestre y con su respectivo fiambre (comida fría) pero el niño había escuchado la conversación, entonces tomó sus precauciones, desgranó maíz y lo acumuló en sus bolsillos.
Llegado el día del "paseo campestre" se encaminaron rumbo a la selva y en la medida que caminaban por el bosque, el niño seguía dejando granos de maíz a su paso y cuando ya se encontraban lejos, la madrastra les abrió el fiambre y les invitó a comer, indicándoles que ya regresaban, que van a dar una vuelta por la montaña juntamente con su papá.
Se hizo tarde y los malvados no aparecieron, pero como el niño había trazado un camino con los granos de maíz, al día siguiente emprendieron su regreso llegando a la casa para sorpresa y cólera de la madrastra.
En vista de haber fallado sus planes, esta mala mujer emprendió otro plan mas cruel, llevándolos a un lugar mucho más lejos y desconocido, abandonándolos en la espesura.
Los niños lloraron de hambre y frío, al escuchar esto los pajarillos les llevaban algunos frutos que hay en la selva y los sajinos, sachavacas, huanganas, les prodigaban su compañía y durmieron con ellos brindándoles abrigo. Y así pasaron un cierto tiempo y de pronto ambos niños se dieron cuenta que empezaban a echar plumas por todo el cuerpo, los brazos a convertirse en alas y rápidamente se convirtieron en flamantes aves.
Emprendieron vuelo rumbo a su casa y en una flamante noche de luna llegaron a posarse en el techo y a cantar tristemente: "¡¡¡Ayaymaman Huishchuhuarca!!!"
Los misteriosos pajarillos cantan así, lamentando su destino en las noches oscuras y en las noches de luna, tristemente en nuestra selva.
El Chullachaqui
El Chulla Chaqui es el diablo burlón de los bosques de la selva, que suele aparecerse a la gente en forma de animal, de mismo hombre, para engañarla y llevarla al fondo de la selva. Sin embargo, cuando se transforma en hombre es fácil reconocerle, porque su pie izquierdo es como de una criatura recién nacida o como raíz de árbol o como pata de jaguar, aunque el condenado procura ocultar ese pie de cualquier modo.
LA MADRE DE LA VIRUELA
Hace un promedio de 70 años, en la ciudad de Moyobamba se desarrolló la enfermedad de la viruela. La enfermedad le abribuían a una anciana de singular aspecto, que tenía la cara todo "sipucho" (arrugada) y vestía blusa y pollerón de "shishaca" (mujer de la zona sierra del Peru) con chal de colores, sombrero de paja con ala ancha que casi le ocultaba el rostro y zapatos viejos, "potoloma" (enconrvada) y "renga" (chueca), algunos dicen que tenía el ojo "chejo" (tuerto).
Un día al atardecer, dos "huambrillos" hermanos regresaban de la casa de su tía en el barrio de Calvario y al pasar por un puente, la "huinsha" (último de los hijos) miró atrás y vio venir a la "madre viruela", avisó a su hermana y le invitó a correr, pero esta no accedió, expresando que no le haría daño, pero en pocos minutos la vieja les alcanzó y luego de abrazar a la niña mayor que se había quedado atrás, desapareció como por encanto. Al llegar a la casa contaron lo sucedido, pero no les dieron importancia. Por la noche la niña que fue abrazada por la anciana empezó a delirar llamando a la vieja, momentos en que brotaba los granos de la viruela.
Poco tiempo después la "huambrilla" murió y sus familiares salieron a buscar a la "madre de la viruela" en las noches por las huertas, solares y barrancos; en dos oportunidades lograron divisar a la anciana, pero al ser disparada se volvía humo. Después de un tiempo, la epidemia desapareció de Moyobamba, contaban algunos viajeros que venían de la ciudad de Rioja, haberle visto por esos lugares, luego la viruela arrazó también la ciudad de Rioja.
LA VACA DE FUEGO
Cuentan los pobladores del distrito de Calzada que hace mucho tiempo, junto al enorme morro que se yergue a orillas del antiguo camino que conduce a Moyobamba, aparecía siempre una fiera, con aspecto de vaca, con largos cachos retorcidos, que arrojaba fuero por la boca.
La gente le puso el nombre de "Vaca Huilca" (Vaca Sagrada). Este animal amenazaba destruir el pueblo con el fuego que lanzaba a chorros.
Los habitantes llenos de pánico por tan terrible amenaza y convencidos de que ellos solos no podrían desaparecer, resolvieron solicitar los servicios de un brujo de Pomacochas. Enviaron una comisión a dicho lugar con ese fin. El brujo a cambio de una buena paga, vino a Calzada.
Valiéndose de sus prácticas hechiceras derrotó al extraño animal. Se dice que el monstruo se trasladó a la laguna de Cochaconga, en la puna de Pishcohuañuna, donde hoy se supone que habita.
LA PALOMA ROSALINDA
Cantó de pronto una paloma en el cerco de la huerta, canto que había llenado de emoción extraña a la huerta. Ese canto inspiraba miedo y soledad de nuestra selva coadyuvada a ello.
Esa paloma que canta - exclamaba una viejecita - es la Rosalinda. Hace tiempo existía en la ciudad una muchacha bonita, tan bonita como "la flor de agua" que se llamaba Rosalinda y su madrastra en cambio era fea, con cara de Bonsapo (sapo gigante)
Esta aborrecía de muerte a su hijastra, le tenía envidia...entonces la pérfida se valió de una bruja para que transformara a Rosalinda en piedra, pero la bruja compadecida y encantada de su hermosura, la transformó en paloma. Y esa es la paloma que de cuando encuando canta en las huertas de la ciudad, por eso en vez de alegrar,entristece con su canto, a la gente.
LA RUNAMULA
La Runa Mula es una mujer casada que tiene relaciones sentimentales con su compadre. Esta en las noches de los Martes y Viernes toma la forma de una blanca y hermosa mula, la misma que es montada por un pequeño jinete con látigo en la mano. Cuando éste llegaba a la casa de la mujer, ella se revolcaba por el suelo y al instante quedaba convertida en mula.
El diablillo jinete montaba y luego de darle con furia con la rienda sobre las ancas, salían a todo galope por las calles botando chispas de candela tanto del anca como del piso.
Cuenta la tradición que....
EL PAUCAR
Cuentan que en un pueblo de la selva hubo un niño que siempre usaba pantalón negro y chaqueta amarilla, además tenía demasiada suelta la lengua, pues la menor noticia que oía la propalaba inmediatamente a los cuatro vientos y en un abrir y cerrar de ojos ya lo sabía la población entera y aun solía burlarse de las flaquezas del prójimo, razón por la cual se hizo malquerer del pueblo, quien no veía la hora de castigarle y corregirle esa debilidad.
En una de estas ocasiones contó que una vecina anciana Mama Licu era Runa Mula y que los viernes por la noche volaba montada en una escoba, noticia que en el acto llegó a conocimiento de la anciana; y como esta era una hada disfrazada, decidió inmediatamente aplicar un castigo al incorregible niño.
Con una varita mágica que lleva le dio un pequeño golpe en la cabeza, convirtiéndole al instante en un pájaro de color negro y amarillo, semejante al color de sus vestidos al que llamó Paucar.
El muchacho aun convertido en pájaro no se ha enmendado del defecto que tenía, pues continúa propalando las noticias. Por eso es que continuamente oímos decir que cuando canta el paucar es buen augurio, pues está anunciando la llegada de las cartas, telegramas, visitas o buenas noticias.
El Paucar es muy inteligente, imita con perfección los cantos y llamadas de los campesinos y de algunos animales en especial el cacareo de las gallinas. Por eso los indios dan de comer a sus hijos el cerebro bien caliente de este animal con el objeto de que sean inteligentes y aprendan pronto las cosas que les enseñan.
Este pájaro siempre tiene presente el castigo que le impuso el hada y por eso construye su nido en los árboles mas altos, junto a caserones de avispa para su defensa.
LA MINA DE SAL
Cuentan que había una mina de sal en las afueras de Moyobamba. Esta mina tenía "madre", la cual se presentó un día de forma de una viejita haraposa a la casa de una señora que estaba preparando tortillas de yuca.
Pidió a la señora que le diera un pedacito para probar su sal; la señora accedió y la viejecita introdujo el trozo de tortilla en la boca y la probó, luego comprimiendo la nariz, arrojó la mucosidad sobre la masa de yuca que estaba en el batán, diciendo que le faltaba sal.
Entonces la dueña de la casa se enojó y la echó fuera insultándola de cochina. La vieja al salir de casa dijo resentida: "No me quieren, tendré que ir muy lejos y allá me buscarán" y se marchó.
Ellas no comprendieron el sentido de las palabras pronunciadas por la vieja ni se dieron cuenta quién era. Pero en la noche, la señora de la casa soñó que aquella viejecita era la "madre de la sal".
Luego que pasaron algunos días, fueron como de costumbre a la mina a traer sal y no encontraron, entonces regresaron afligidos.
Cierto día unos cazadores se internaron en la selva en busca de animales y encontraron la mina de sal al pie de un cerro, muy distante del sitio en que estuvo anteriormente y hasta hoy la mina continúa en ese lugar.
EL MACHACU YACU
El Machacu yacu es una quebrada ubicada en el fondo de las Pampas de Fachín en Moyobamba, cuyas aguas negras se van a desembocar en el serpenteante rio Mayo. Su nombre se debe a que en dicha quebrada anteriormente existía muchas víboras, especialmente de la especie "Yacu-jergón" y muchas otras más, pues los matorrales que posee favorecían guarecerse a dichos ofidios.
Cuenta la leyenda que la quebrada de Machacu tenía como "madre" un burro que siempre lo veían pastando a las orillas y en cuanto advertía la presencia de las personas se sumergía en las oscuras aguas de esta quebrada.
Este hecho causó mucha expectativa y fue continuamente comentada en la población, pues muchas personas exprofesamente trataban de sorprenderlo pero siempre fue en vano.
En cierta oportunidad, un grupo de muchachos, después de practicar su deporte en el campo de Fachín, se fueron a la quebrada con el fin de
tomar un merecido baño, y de paso como es común, a divertirse otro poco mas, cambiando de escenario.
Al llegar al lugar, sorprendieron al burro un tanto alejado de la quebrada, que no le dieron tiempo de llegar a ella para sumergirse, y como siempre los
muchachos por instinto traviesos y atrevidos, lo rodearon al animal, lo agarraron y no faltó uno que lo montó, y luego otro y el otro, y así sucesivamente. Como eran varios muchachos, en la medida que iban montándolo el burro se iba alargando hasta que llegó a un tamaño descomunal y hubo cupo para todos.
Se dice que la fiera tenía la intención de sumergirles y ahogarlos a todos en la quebrada, pero tanta fue la hostilización prodigándole serios talonazos y varillazos cuando se disponía ingresar al agua, hasta que al final no pudiendo conseguir su objetivo, desapareció como por encanto y los niños se quedaron parados y formados en columna de a uno, seriamente sorprendidos.
Al llegar a sus casitas, narraron esta inusual experiencia a sus familiares pues los niños desconocían de la existencia del burro de Machacu yacu y tambien desde esta oportunidad nunca mas volvieron a divisar a este fantasma acuático..
LA LAMPARILLA
Los lugareños de esta zona narran que en tiempos ya idos, aparecía la lamparilla, que era un esqueleto de hombre que lleva a la altura del pecho, en el mismo sitio del corazón, una lámpara semejante a este órgano y con una llama azul como la falda de un lejano cerro en una oleada mañana de agosto.
Refieren que era una noche llovizna, la población se encontraba dormida en el fondo del mas espeso silencio, solo se oía el espaciado golpear de
las gotitas de lluvia en las hojas de los árboles, de las huertas y en los techos.
En una oportunidad un vejestorio se levantó de la cama a meter del patio un cuero de vaca que se estaba mojando. De pronto, mas alla de un
cerco, de una pampa se movió una luz azul a cierta altura del suelo. Se agachó para ver mejor por entre las rendijas del cerco..¡Era la lamparilla!... De un salto entró a su casa y por la puerta entreabierta
se puso a observar al fantasma...Bajo la lluvia menuda a paso lento, chorreándole agua por la calavera y crujiéndole los huesos, trac trac, trac trac, la lamparilla se fue por la calle hacia el cementerio.
LOS CHANCHITOS
Cuenta una señora que a su padre le sucedió un caso extraordinario cuando volvía del campo, el señor tenía la costumbre de regresar de su chacra en horas de la noche y aquella vez cuando estaba en la mitad del camino, siendo ya las diez mas o menos, se le presentaron una infinidad de chanchitos muy pequeños, los cuales le seguían impidiéndole continuar su viaje, bien pronto los chanchitos comenzaron a ponerse grandes, asustando al viejo, quien trataba de ahuyentarlos, pero los animales se tornaban cada vez más grandes y mas furiosos.
El hombre se afanaba por encontrar la manera de salvarse de esos feroces animales, así luchando llegó a la ceja del pueblo. Pero de repente, sin que se diera cuenta, se encontró dentro de un inmenso bosque de árboles gigantescos y tupidos espinales, era algo misterioso lo que le sucedía.
Él se encontraba en su sentido por lo que trataba de valerse de cuanto medio había para salir de ese extraño lugar, cortaba árboles, ramas, pero todo en vano, los chanchos se volvían cada vez mas grandes y furiosos y le cerraban el paso, obligándolo a internarse más.
En esos instantes que ya no sabía qué hacer, comenzó a invocar a Dios con todo fervor; de repente se encontró en el mismo sitio donde se le aparecieron los chanchitos... Al verse en lugar libre, comenzó a correr velozmente hasta llegar a su casa, adonde entró empujando violentamente la puerta y cayó desmayado en el suelo; su esposa e hijos al oír tremendo ruido, se levantaron y lo encontraron sin conocimiento, botando espuma por la boca. Le prestaron ayuda sin saber lo que le pasaba; y cuando ya estuvo sano les contó lo que le había sucedido. No cabía duda, era el demonio, el autor de todas estas visiones... desde entonces no volvió a viajar mas de noche.
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